Mientras uno vuela

 Es notable la diferencia entre la percepción de mi compañera de vuelo y yo. Quizá ella, siendo una mujer joven, rubia, alta y medianamente guapa, está acostumbrada a volar y el mirar por la ventana dejó de ser atractivo para ella, que a juzgar por su indumentaria y actitud, viajar en avión es algo repetitivo.

Su aislamiento, o deseo de dormir podrían tener algo que ver con el horario de este vuelo en particular, pues todos los que hemos abordado este avión hemos tenido que despertamos cuando muy tarde a las 4:00 a.m.

Yo, en otro punto del enorme espectro de posibilidades y decisiones que brinda el estar sentado en el interior de una máquina que se mueve en este momento a 580 km/h y que está sostenida por aire, donde uno puede comer, beber, ir al baño y hasta tener sexo clandestino en un reducido espacio, sigo mirando por la ventanilla, buscando un OVNI, un meteorito, una forma caprichosa en las nubes, ver el sol reflejado en un lago, imaginando a las naves del futuro rebasarnos burlonamente y hasta algún "meta-humano" saludándome mientras pasa a un lado, para que algún fan le tome una foto.

Mucho se habla de la capacidad de asombro de los niños y de cómo los adultos envejecemos prematuramente cuando la perdemos. Yo aún no envejezco, si a eso vamos. Todo esto es una belleza cuyo aprecio aumenta de forma proporcional a la consciencia que uno tenga de todos los elementos implícitos en esta experiencia.

El vuelo casi llegaba a su fin, cuando la fémina en cuestión despertó y comenzó a conversar conmigo, asustada por un aeromoso que le ofreció una bebida. Su actitud cambió de una forma que inicialmente me pareció alarmante, posible muestra de tener una personalidad volátil, noción que casi desapareció después de 5 minutos... quizá muy pronto para establecer un patrón de comportamiento, pero de nuevo, yo estaba ahí viajando, no trabajando de psicólogo.

El concepto que se reforzó con esta experiencia es, sin duda alguna, que la capacidad de adaptación es vital en cualquier relación humana y en general, la de cualquier ser vivo a su entorno.