Volando en pequeño

¡Hola, entidades del mundo virtual! Hace unos meses, me di permiso de gastarme un dinerito en un juguete que llevaba cerca de un año mirando en estantes, videos en la red, tiendas en línea y en uno que otro puesto en una plaza comercial que hay en Cancún que se llama "Las Américas", donde la parte final de la seducción tuvo lugar, cuando el no muy empático o amigable vendedor me mostró el juguete en funcionamiento. Si, es verdad, no he matado al niño que traigo adentro, tengo casi 46 años y el niño aún se me acerca y me jala la camisa, mirándome con ojos tipo el gato con botas de la película Shrek. Yo le hago caso, quizá ya no tanto como antes, pero definitivamente no lo ignoro y no lo quiero ver desaparecer. El juguete en cuestión es un cuadróptero, más popularmente conocido como "drone", aunque este nombre es más general y sólo describe su función, mas no su estructura, tamaño, capacidades o precio.

El que me compré es el Hubsan H107D, uno de los cuadrópteros más pequeños que tienen una cámara de video y que viene con un control remoto con una pantalla LCD que muestra el video del
Dron y mouse
cuadróptero en tiempo real. Hasta aquí, todo suena maravilloso y tomando en cuenta el bajo costo, es un juguete que poco a poco voy considerando menos juguete y más un aparato que puede ser más que un mero entretenimiento. Desde que nacemos, nuestro aprendizaje y desarrollo comienza con juegos de cualquier tipo; gatear, manotear, pararse en un pie, juegos de palabras, jugar con nuestra voz para ver que pasa alrededor cuando cambiamos el volumen o el tono, juegos donde tenemos que analizar la forma de lo que tenemos en la mano y ver si ese objeto entra en un orificio o en otro con una forma similar, corremos y saltamos, viendo hasta dónde y que tan rápido lo hacemos, mezclamos jugo de limón con bicarbonato de sodio para ver cómo hace espuma, aventamos pelotas y algunos terminan haciendo esto toda su vida, ganando mucho dinero.

Saltadores profesionales, atletas, políticos, escritores, físicos, médicos, músicos, todos ellos comenzaron y aprendieron jugando y el nivel de especialización sucedió en el cerebro, antes que en el cuerpo. ¿Y a dónde quiero llegar o cómo se relaciona todo esto con mi trivial compra? Pues fácil:

Es la primera vez en mi vida que manejo un aparato volador a control remoto. En el momento en el que, después de leer el manual como 4 veces, decidí iniciar el protocolo de arranque, ya estaba con cierto nivel de alerta, mismo que a mi edad, ya no es un despliegue de nervios y síntomas de ansiedad, pero muy en lo profundo, aún hay una vocecita que dice "¡Ay.. uy... no.. no.. si si si... ahí... ¡Ay, arriba, arriba! ¡Nonono, menos!".
Cierto es que no es cosa del otro mundo el hacerlo despegar, pues para ello sólo hay que acelerar los motores. El problema viene cuando las expectativas se encuentran con la realidad a la hora de intentar mover "el bicho" (suena como un mosco sobrealimentado) hacia donde uno quiere, a la velocidad que uno quiere y en un medio en donde lo único que regula su comportamiento es el viento, cosa a la cual los humanos NO estamos acostumbrados en lo absoluto, a menos de que ya sea uno un mutante que vuela desde pequeño.

Tomar en cuenta la Inercia, fricción, corrientes de viento, el "ground effect" y para decirlo en pocas palabras, el estar manipulando algo que está tocando únicamente el aire es lo que a muchas personas nomás no les computa.

Este Dron fue el "juguetito" que me ayudó a aprender a volar, y mucho. Meses después, llegó a mis manos un Phantom 3 advanced y créeme, desquitó cada peso. 

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